LEYENDO SANTO VITUPERIO DE HOMERO CARVALHO

«A mí me cambiaron cuando era chica. Mi madre decía que vino
el viejo del costal y se llevó a la verdadera Inés, que era una niña muy buena,
y dejó a una llorona, malcriada y callejera. Si seguís así, seguro que vas a
ser una perdida, como la fulana que no tuvo quince pero que ya parió, amenazaba
mi madre refiriéndose a una chica del barrio, fea y con hijos. Y me perdí
porque dejé de ser yo misma para ser otra. Siempre que salía a la calle me
transformaba en una mujer diferente, me convertía en Claudia, un nombre que me
gustaba cuando era niña y jugaba a ser otra persona pensando que no me
reconocerían y segura de que nadie se enteraría de lo que hacía. Creo que, de
vez en cuando, todos queremos ser otra persona, y a mí lo del nombre falso me
sirvió para creer que me ocultaba hasta que me dediqué por entero a la calle. Allí
las conocidas me aconsejaron que usara, nomás, mi nombre porque era muy bonito.
Da la impresión de alguien muy tierno, inocente, me dijeron, y no volvía a usar
el de Claudia. Lo único bueno de mi vecindario fue que la mala fama que me
hicieron sirvió para crearme una buena reputación en la calle.» p. 59
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Isabel, Carlos, María Claudia, Marbel, Angela Ma. y William |
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En "Mr. Café" |
«El nuevo bulevar había reinventado la ciudad agitando la
vida de San Lorenzo en un frenesí pretendidamente metropolitano, y a la gente
le gustaba ir a conversar o a, simplemente, mirar y dejarse mirar por la
concurrencia.» (p. 63)